En los nuevos tiempos se vive un constante adelantamiento de las etapas de la vida. La juventud pasa antes de la mayoría de edad y del derecho al voto. Y la maternidad y paternidad llegan con la juventud, o quizá antes. Las responsabilidades de adultos llegan prematuramente y sorprenden.
Aquella afirmación de Aristóteles, “sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego”, se aplica en el Chaco donde quien no se esfuerza seriamente está perdido. Los y las jóvenes entienden muy bien y se enganchan en las pocas alternativas para afrontar el desafío.
La migración es casi siempre el primer reto. Para estudiar o trabajar deben salir de sus hogares y de sus comunidades.
Los apoyos institucionales existentes son limitadas alternativas en el mejoramiento de la situación juvenil en el Chaco.
La ausencia en las bases y la lenta inclusión en los lugares de acogida condicionan la participación de los jóvenes en los asuntos sociales y políticos. Ellos no forman una fuerza viva, no son referentes; sino manos de obra a cualquier precio, ofertas de servicios laborales y sujetos de discursos infundados e interesados.
Si son estudiantes, se atan a programas académicos que no ayudan para el crecimiento integral y el compromiso político-social.
La población juvenil, si bien es mayoría, no se encuentra a sí misma. Se sucumbe entre las demás. No es protagonista. Desde su infancia el joven no participa, menos aún protagoniza. Es un ser invisible y silencioso; y posiblemente desorientado.
La ausencia en la presente campaña electoral, sea como emisor o receptor – remitente o destinatario, es una muestra de la carencia protagónica que afecta a los jóvenes.
Existen grupos políticos que con la intensión de protegerse de la acusación por no ofrecer espacio a los jóvenes les invitan a formar parte del equipo, pero, en forma estrictamente dirigida y temporal. Llamar a esto participación juvenil sería desubicado.
Cuál grupo político olvidaría dedicar una especial atención a los jóvenes si ellos constituyeran una fuerza viva, si demostraran ser referentes para sus coetáneos. Quién se arriesgaría ignorar a la mayoría de la población.
La juventud en el Chaco no tiene cuerpo. Y por lo tanto no está presente en la campaña electoral, o al menos con identidad propia de SER JOVEN. Es más y peor, la juventud está ausente en todos los escenarios donde se discuten y se deciden los asuntos sociales y políticos.
La juventud para ser protagonista de su tiempo urge una atención desde etapas previas. Una juventud desprovista de ideas y conocimientos evidentemente no podrá participar, al menos, efectivamente. Esta atención ineludible ni se vislumbra. Intencional o no, hay una fuerte indiferencia tanto de parte de los adultos como de parte de los jóvenes.
Los y las jóvenes no eligen ni son electos ni electas.
“La juventud es la edad de los sacrificios desinteresados, de la ausencia de egoísmo, de los excesos superfluos” Vicente Blasco Ibáñez. ¡Qué derroche, Paraguay!
Autora del artículo:
Sara Mariza Fischer Martínez
Chaco
Para mayor información:
Adolf Sauer
Coordinador Ejecutivo
Proyecto A Quiénes Elegimos - Fundación CIRD
Ruy Díaz de Melgarejo 825
Teléf: (+595 21) 662 063 int: 204
E-mail: aquieneselegimos@cird.org.py