Comprender las varias capas administrativas, instituciones y actores que forman parte de la ejecución del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (FONACIDE) no es simple. Sus laberínticos procesos de administración no lo facilitan. En consecuencia, ser capaz de analizar la metodología, detectar irregularidades y ofrecer propuestas concretas para subsanar cualquier problema hallado en el proceso son capacidades que se esperan de expertos en el área. Esa percepción genera impotencia en la ciudadanía. Creemos que sin habilidades técnicas, poder político o económico, no podremos hacer más que ver cómo nuestro dinero se esfuma. Nuestra experiencia con el proyecto ParaguaYOitedemuestra que quizás eso sea más excusa que razón lógica.
De marzo a octubre del 2014 la organización que presido, Reacción Juvenil de Cambio(RJC), desarrolló un proyecto de mapeo y monitoreo de los recursos del FONACIDE en Ciudad del Este. Un humilde financiamiento de Transparencia Internacionalapoyó nuestro joven grupo y su iniciativa, buscando el protagonismo de los beneficiarios finales en el control del fondo. Durante ese tiempo trabajamos visitando escuelas, dialogando con autoridades educativas, padres, madres y líderes estudiantiles. Al mismo tiempo mantuvimos una relación cercana con instituciones como el Ministerio de Educación y los medios de comunicación que habían investigado al FONACIDE.
La administración del FONACIDE no es simple. Nuestro enfoque fue el 25% destinado mayormente a infraestructura para el sector educativo. Descentralizado, dependiente del nivel de eficiencia en el trabajo de un par de instituciones públicas centralizadas y su interacción con estamentos y gobiernos locales, este pedazo del FONACIDE se caracteriza por la falta de control ciudadano y corrupción. No obstante, logramos mapear todo su proceso, detectar varias irregularidades y proponer mejoras necesarias para una mejor administración de susodicho fondo.
El éxito de cualquier programa social depende en gran medida de la comprensión que tienen sus beneficiarios acerca del funcionamiento del programa. Hallamos colegios en los cuales los estudiantes no sabían siquiera qué es el FONACIDE o que su institución estaba recibiendo recursos de ese fondo. De ahí la urgente necesidad de integrar a las comunidades educativas en la administración del fondo. Es decir, asegurar la participación de padres, madres y estudiantes, quienes hasta el momento han sido ignorados en cuanto a participación para el control de dichos recursos. Tristemente, la ignorancia es fácilmente manipulada y muchas obras se consideran “regalos” de la administración municipal. En este año electoral esto debería preocuparnos muchísimo.
Nada de lo previamente mencionado es logro menor. Hasta entonces no existía el mapeo del proceso del FONACIDE, a no ser en la mente de los pocos periodistas que lo habían investigado. Además, tampoco existía una iniciativa similar en todo el país, una que intentase conectar a todos los actores sociales relevantes. Considérese todo lo previo como logros de un grupo de 10 personas con edad promedio de 21 años. Se puede!
El valor de una iniciativa no siempre debe medirse con la cantidad de respuestas encontradas. A veces, llegar a mejores preguntas también es éxito. Éstas son algunas:
● ¿Cómo generamos capacidad sostenible en los beneficiarios finales del FONACIDE para que ellos tomen protagonismo en el control de esos recursos?
● ¿Cómo diseñamos proyectos que entreguen más que recursos para infraestructura edilicia y puedan sentar bases de una infraestructura social participativa?
● ¿Cómo podríamos aprovechar la naturaleza descentralizada del FONACIDE para fomentar el florecimiento de organizaciones de la sociedad civil partiendo de la comunidad educativa?
Ninguna respuesta es simple, especialmente con la resignación general que se viste de “realismo” en los comentarios de quienes oyen propuestas de jóvenes. El control ciudadano es raramente bienvenido en las instituciones públicas. Se teme la participación ciudadana. Aparentemente la consideran, desde un inicio, como un ataque que insinúa existencia de corrupción. No es raro que actividades de monitoreo sean calificadas como “subversivas”. Pero la participación ciudadana en pos de transparencia debería ser entendida como un compartir de la responsabilidad pública de asegurar el uso eficiente de los recursos del pueblo.
Todos tenemos esa responsabilidad porque la escuelita de cada barrio debería ser prioridad nacional. Sus estudiantes serán eventualmente la fuerza laboral, la capacidad inventiva, el grupo innovador, el liderazgo político, económico o cultural del país. Su formación mediocre nos dará peores líderes, políticos corruptos, empresarios menos innovadores, menor productividad, mayor desigualdad social, más inseguridad y un país en retroceso.
El uso correcto del FONACIDE puede cambiarlo todo. Pero para lograr esos cambios necesitamos apropiarnos del fondo, lo cual implica ser celosos de su buena administración. Podés empezar ahora mismo visitando este link(Secciones 18 al 23). Buscá el nombre de la escuelita de tu comunidad para ver qué necesidades tiene. Visitála para chequear sus datos. Tu curiosidad puede cambiar el destino de cientos de estudiantes y, en consecuencia, cambiar el destino de nuestro país.
Autor del artículo:
Lic. David Riveros García
Presidente
Reacción Juvenil de Cambio
+595973584652
Ciudad del Este - Alto Paraná