En todo el mundo las mujeres y las niñas hacen uso de las funcIones que desempeñan dentro de sus familias y comunidades para reducir los riesgos de los peligros naturales.
En Bangladesh, las mujeres se organizaron para hacer frente a las inundaciones, enseñando a otras mujeres cómo construir hornos portátiles de barro y elevar sus casas.
En Sudáfrica, niñas adolescentes que habían sido tradicionalmente marginadas, ayudaron a diseñar planes para reducir el impacto de la sequía y las fuertes tormentas de viento.
En el Altiplano Boliviano, las mujeres indígenas consolidaron los conocimientos agrícolas tradicionales y del clima, lo que tuvo como resultado una reducción significativa en las pérdidas de cosechas por el granizo, las heladas y las inundaciones.
En Viet Nam, los pobladores aprendieron sobre la reducción de desastres a través de radionovelas que incorporaron en sus argumentos ejemplos de la vida real y testimonios de las mujeres locales.
En el Japón, tras el tsunami y el terremoto en la región de Tohoko, las mujeres y en especial las madres solteras, desempeñaron un papel fundamental para revitalizar la economía, generando nuevas oportunidades de ingresos.
Estos esfuerzos promueven la comprensión de la forma en que las comunidades se pueden beneficiar cuando las mujeres asumen su liderazgo en la reducción de riesgo de desastres. Esta contribución será cada vez más valiosa a medida que se intensifiquen los efectos del cambio climático y se necesiten mayores esfuerzos para hacer frente a fenómenos meteorológicos extremos que afectan a un promedio de más de 200 millones de personas al año.
En este Día Internacional para la Reducción de los Desastres, debemos reconocer que, como el tema de la conmemoración de este año afirma, las mujeres y las niñas son la "Fuerza de Resiliencia (IN) Visible".
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