(*)En el informe se plantea que las medidas de estímulo económico adoptadas por los gobiernos de la región en respuesta a la crisis mundial han sido, en su conjunto, un factor importante en la recuperación económica. Las medidas han ayudado a restablecer la confianza y a fortalecer la demanda interna durante 2010. El crecimiento del consumo privado fue, en general, firme, estimulado por la caída de los tipos de interés, salarios reales más altos y subsidios y transferencias de los gobiernos. Las exportaciones también crecieron a medida que el comercio mundial se fue recuperando de su desplome a principios de 2009, mientras que los precios de los productos básicos volvían a su nivel anterior. Esto último contribuyó a la recuperación económica de América del Sur en particular. Cabe resaltar que en la mayoría de los países latinoamericanos la recuperación fue impulsada por la demanda interna, lo que hiciera que los volúmenes de importaciones crecieran a un ritmo más rápido que los de las exportaciones. Según el informe de las Naciones Unidas, la desaceleración de la demanda mundial y una eventual reducción del espacio fiscal conducirán a una moderación del crecimiento en 2011 y 2012.
Durante el primer semestre de 2010, Argentina (9.4%), Brasil (8.9%), Paraguay (11.7%) y Uruguay (9.6%) mostraron crecimientos muy fuertes del PIB. Estos resultados fueron totalmente opuestos a los de la República Bolivariana de Venezuela, cuya economía se contrajo en 3,5 por ciento en el primer semestre de 2010, debido a una gran disminución de la demanda interna y de la producción de petróleo. El crecimiento del PIB en la región sudamericana alcanzó un promedio estimado de 6,3 por ciento para el año 2010, pero se espera una desaceleración a 4,5 por ciento en 2011 debido a la eliminación de las medidas de estímulo y al debilitamiento previsto del crecimiento del comercio mundial.
En el informe de las Naciones Unidas se señala que la recuperación económica en México, Centroamérica y el Caribe ha sido más lenta porque dichas economías siguen dependiendo en gran medida del vigor económico de los Estados Unidos. México se recuperó a ritmo constante en el primer semestre de 2010, apoyado fundamentalmente por la demanda interna de automóviles de producción nacional. Sin embargo, se prevé que el ritmo de crecimiento caiga debido a la debilidad de la recuperación y las altas tasas de desempleo en los Estados Unidos. Aunque la economía mexicana haya registrado un crecimiento estimado de 5,0 por ciento en 2010, se prevé una desaceleración a 3,4 por ciento en 2011. En el Caribe, pese al aumento de las remesas de los trabajadores y a los ingresos obtenidos del turismo durante 2010, también se estima que la situación económica ha de imponer desafíos considerables durante 2011 y 2012.
El firme repunte en la producción contribuyó también a la recuperación de muchos de los empleos que se perdieron durante la crisis. La tasa media de desempleo en la región descendió de 8.2 por ciento en 2009 a 7,8 por ciento en 2010, la cual es todavía superior a la de 2008. Los salarios reales han aumentado en varios países, especialmente en Chile, Costa Rica, El Salvador, Paraguay y Uruguay, dada la extraordinaria caída de las tasas de inflación respecto de los niveles de 2008, mientras que el crecimiento del empleo mantuvo cierta presión al alza de los salarios nominales.
Aunque las tasas de inflación aumentaron durante 2010, siguen estando por debajo de los niveles de antes de la crisis. Se espera que las presiones inflacionarias sigan debilitándose a corto plazo en la mayoría de los países. La situación es más problemática en Argentina y la República Bolivariana de Venezuela, donde se espera que la inflación siga registrando cifras de dos dígitos.
Se calcula que el déficit en cuenta corriente en 2010 se encuentre alrededor de 0,5 por ciento del PIB regional, pero cabe esperar que aumente en 2011 y 2012, como resultado del posible debilitamiento de las exportaciones. Durante 2010, la recuperación del comercio mundial y el aumento de los precios de los bienes primarios contribuyeron a incrementar los ingresos de exportación, sobre todo en la República Bolivariana de Venezuela, Colombia, Ecuador y el Estado Plurinacional de Bolivia. Para la región en su conjunto, se calcula que los términos de intercambio han mejorado cerca de 7 por ciento en 2010.
Se estima que la entrada de remesas haya registrado un modesto aumento de 5 por ciento en 2010, tras una estrepitosa caída de 12 por ciento en 2009. Mientras tanto, las escasas perspectivas de mejora en los mercados de trabajo de Europa y los Estados Unidos para 2011 y 2012 sugieren que las entradas de remesas en la región se mantendrán bajas.
Los flujos de capital privado hacia México y Sudamérica se han recuperado durante 2010 tras haber sido neglibibles durante la crisis mundial. Se estima que la entrada de inversiones extranjeras directas haya aumentado en un margen de 40 a 50 por ciento en 2010. También se produjo un gran aumento de las inversiones de cartera a corto plazo. El incremento en las entradas de capital ha hecho que aumenten los tipos de cambio. En promedio, las monedas de la región se revalorizaron en cerca de 4,5 por ciento en 2010. Esto ha causado preocupación sobre la competitividad de las exportaciones, así como sobre el carácter volátil de dichos flujos financieros privados. Las autoridades monetarias de varios países han respondido interviniendo en los mercados de divisas e introduciendo controles más estrictos a las entradas de capital de corto plazo. Los bancos centrales de Argentina, Colombia y, más recientemente, Brasil y Perú han introducido controles de capital. Las autoridades brasileñas, por ejemplo, reintrodujeron un impuesto a las compras extranjeras de valores bursátiles y bonos nacionales, y triplicaron la tarifa del 2 por ciento al 6 por ciento.
Los ingresos fiscales de la región aumentaron en promedio cerca de 1 por ciento del PIB regional en 2010, manifestación de la sólida recuperación económica en la mayor parte de América del Sur. Sin embargo, la situación fiscal varía a lo ancho de la región. El gasto público en la mayoría de los países aumentó considerablemente durante 2010, como parte de las medidas para apoyar la recuperación, pero no todos los países registraron aumentos de los ingresos fiscales. En consecuencia, algunos países, especialmente en Centroamérica y el Caribe, han visto limitarse sus espacios fiscales y afrontan deudas públicas de grandes proporciones. En algunos casos será necesario acudir a la financiación externa adicional para cubrir gastos imprescindibles. Por otro lado, el informe Situación y perspectivas de la economía mundial establece que la mayoría de los países sudamericanos cuenta con espacio fiscal suficiente para seguir impulsando la recuperación económica.
Riesgos en el horizonte
De cara al futuro, el informe menciona la existencia de riesgos tanto externos como internos Los riesgos externos se originarían en una desaceleración peor que la prevista en los países desarrollados (véase el comunicado de prensa mundial). El crecimiento de las exportaciones también podría debilitarse al seguirse revalorizando las monedas nacionales en relación con el dólar, sobre todo en el caso de productos manufactureros, más sensibles at tipo de cambio. El informe de las Naciones Unidas señala que los riesgos para las exportaciones serán más palpables en las economías de México y Centroamérica, donde la dependencia de exportaciones manufactureras a los Estados Unidos es mayor, así como la competencia ejercida por China.
Los riesgos internos incluyen el surgimiento de burbujas en los activos financieros, así como la falta de espacio fiscal que podría obligar a los países a retirar sus estímulos monetarios y fiscales más rápidamente de lo previsto, lo que afectaría al crecimiento del PIB en lo inmediato, sobre todo en vista de que previsiblemente el comercio mundial disminuirá en 2011 y 2012. De hecho, la formulación misma de políticas macroeconómicas no estará libre de riesgos. La fuerte recuperación de la demanda interna y el incremento de las entradas de capital privado han creado temores de recalentamiento en algunas economías. La reacción de varios bancos centrales, entre ellos los de Brasil, Chile y Perú, ha sido como norma aumentar sus tipos de interés y las necesidades de reserva para que los bancos limiten la expansión del crédito interno y se ayude a desinflar las burbujas que se van formando en los precios de los activos. Por otro lado, los tipos de interés más altos podrían atraer más entradas de capital, lo que agudizaría la presión sobre los tipos de cambio. “De ahí que parezca sensato aplicar restricciones más rigurosas a las entradas de capital”, dijo Rob Vos, el economista principal de las Naciones Unidas que supervisó el informe, “pero a nivel internacional habrá que coordinar las medidas encaminadas a hacer frente a los constantes riesgos de inestabilidad económica mundial y contribuir también a que la recuperación de América Latina se encauce por caminos más estables”.
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