El presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim, que impulsó este planteamiento a dos bandas en un discurso pronunciado hace dos semanas, se mostró complacido con el respaldo expresado por el Comité.
“No tengo la menor duda de que el mundo puede poner fin a la pobreza extrema en el curso de una sola generación. Pero no podemos darlo por supuesto, ni podemos conseguirlo solos. Se requiere concentración, innovación y compromisos por parte de todos. Este respaldo es un paso importante. Si logramos nuestros objetivos, juntos habremos alcanzado un hito histórico,” dijo Kim.
El Comité para el Desarrollo, que está integrado por 25 miembros y se reúne dos veces al año durante las Reuniones de Primavera y las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, expresó en su comunicado que para reducir el porcentaje de personas que subsisten con menos de US$1,25 al día al 3% antes de fines de 2030 hará falta un crecimiento sólido en todo el mundo en desarrollo, así como la transformación del crecimiento en la reducción de la pobreza en una medida nunca vista antes en muchos países de ingreso bajo. También requerirá que se superen problemas institucionales y de gestión de gobierno, y que se invierta en infraestructura y en la productividad agrícola.
“Los ministros respaldaron inequívocamente la visión del Dr. Kim y declararon que podemos contar con el Grupo del Banco Mundial como colaborador en la tarea de poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida,” dijo Marek Belka, presidente del Comité para el Desarrollo. “El Dr. Kim renovó nuestro empeño en la misión fundamental del Grupo del Banco Mundial de lograr un mundo sin pobreza. Tenemos a nuestro alcance una oportunidad histórica de hacer avances cruciales.”En el comunicado también se hace un llamado al Grupo del Banco Mundial a prestar atención especial a los países y regiones con mayor incidencia de pobreza y a los Estados frágiles y afectados por conflictos (EFC), así como a los desafíos específicos que enfrentan los pequeños Estados.
En un nuevo análisis de la pobreza extrema publicado por el Banco Mundial esta semana se muestra que todavía hay 1200 millones de personas que viven en situación de pobreza extrema (el 21% de la población del mundo en desarrollo en 2010), y que pese a los impresionantes avances logrados recientemente, en África al sur del Sahara aún se encuentra más de un tercio de las personas extremadamente pobres del mundo.
Asimismo, en el comunicado se subraya que el objetivo de promover la prosperidad compartida —esto es, fomentar el crecimiento de los ingresos de la población de todos los países que se sitúa en el 40% inferior de la distribución del ingreso— no podrá lograrse si no se aborda el problema de la desigualdad. Las inversiones que generan oportunidades para todos los ciudadanos y promueven la igualdad de género son un fin importante en sí mismas y contribuyen a generar un crecimiento económico sostenido. La prosperidad compartida también significa centrarse en quienes, aunque no sean pobres actualmente, son vulnerables a caer en la pobreza.
El Comité dio igualmente su voto de confianza a la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco para los más pobres, como un mecanismo de importancia crucial para llevar a cabo la misión del Banco, y abogó por una sólida decimoséptima reposición de los recursos de la AIF (AIF17), con la decidida participación de todos los miembros. Celebró el tema general de la AIF17 de elevar al máximo el impacto en el desarrollo, incluso mediante el mayor aprovechamiento de las sinergias con la Corporación Financiera Internacional (IFC), la institución del Grupo del Banco que se dedica al sector privado, y del Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), que ofrece seguros contra riesgos políticos. Además, el Comité reconoció la concentración de la AIF17 en el crecimiento incluyente, la igualdad de género, los EFC y la resiliencia al cambio climático, incluida la gestión de riesgos de desastres.
En el comunicado se destacó asimismo la importancia del sector privado en la promoción del crecimiento y la creación de empleo. Con las condiciones y la infraestructura adecuadas, y con políticas que promuevan la competencia, el espíritu empresarial y la creación de empleo, el sector privado puede respaldar la prosperidad compartida y brindar oportunidades reales a todos los ciudadanos, especialmente a las mujeres y los adultos jóvenes.