En esta competencia, jóvenes y adultos insertos actualmente en la educación básica y bilingüe compiten en la resolución de problemas. De 1827 participantes, quedaron 72 finalistas de los cuales los 5 representantes del Guairá estaban en dicho penal.
“Dejé de estudiar porque comencé trabajar, a ganar plata, me podía comprar cosas e hice a un lado el estudio. Tenía amigos que no resultaron muy buenos, en otras palabras fui un vyro”, manifestó con total seguridad. Y agregó: “Yo había estudiado en una escuela agrícola, donde se enseñan más bien cuestiones relacionadas al campo y no tanto matemática. Aquí me inscribí en el Centro Educativo. Nos pusimos a estudiar con mis compañeros, me dieron mucha seguridad porque confiaban en mí”.
Fernando nos contó que para él, dentro del penal ocurrieron muchas cosas. “Para ser sincero, afuera no tuve muchos logros. Y me siento muy feliz con este. Ahora creo que puedo mucho más. Al salir de aquí me propuse ir a estudiar Derecho”.
La aventura de estudiar
En cuanto a su cambio hacia las matemáticas indicó que el profesor Carlos Coronel es el principal responsable. “Antes me costaba mucho, me daba akarasy, el mérito lo tiene el profesor por la paciencia, creer en mí y darme otro punto de vista. Inclusive me ayudó en horas extras porque vio que interesaba entonces me prestaba los libros y yo resolvía en mi celda y los que no me salían, los resolvíamos al día siguiente. Estudié constantemente desde agosto. Creo que me despertó mucho la mente y la forma de pensar por usar mucho la lógica. Ahora todo me parece lógico. Lo empecé a tomar como un juego, comenzaba a analizar y ya no lo veía como un problema sino como juego para resolver. Pensaba cómo resolverlo a lo James Bond”.
Cuando llegó el examen final intentó tranquilizarse para que no le ganen los nervios. “Un problema estuvo complicado: tenía que encontrar la hipotenusa. Me rompió la cabeza. Y otro que erré fue uno que decía que había que forrar un cubo con una cartulina, estaba apurado e hice mal la resta. Por eso, aunque no traje la medalla de oro, fue un desafío que me propuse y pienso que lo logré”.
Un cambio de perspectiva
Fernando tiene un hijo de 4 años que actualmente vive la madre de él en Paraguarí, de donde es oriundo. Aunque no haya conseguido el máximo galardón, considera este hecho un progreso en su vida y está orgulloso. Agregó que el día de mañana se lo va a mostrar a su hijo, le contará cómo en el 2011 este certificado le dio mucha alegría y le instará a que estudie.
“Aquí en la penitenciaría soy promotor de lucha contra la tuberculosis, además estoy trabajando con la profesora Paola para enseñar a las personas que no leen ni escriben. Considero que la penitenciaría me dio un pensamiento diferente”, concluyó.
Entrega de premios y certificados
Representantes de la Dirección de Educación Permanente del MEC y OMAPA se llegaron hasta la Penitenciaría de Villarrica en la tarde de ayer miércoles para hacer entrega, junto a autoridades locales, de la medalla de plata en la Olimpiada Akâ Porâ a Fernando Florentín. Además del galardón, el estudiante se hizo acreedor de un premio estímulo de 500 mil guaraníes en efectivo.
En la misma oportunidad, se entregaron los certificados de participación a otros cuatro reclusos que llegaron a la instancia final de dicha olimpiada.