“Maldita herencia que sigue contaminando todo” a pesar del proceso de cambio en marcha, enfatiza el Padre Francisco “Paco” Oliva, 81 años, sacerdote jesuita comprometido con la teología de la liberación y la causa de los pobres. El “Pa’i” (sacerdote en guaraní)
Oliva, como se lo conoce popularmente, es español de origen. Llegó al Paraguay en 1964, obteniendo la nacionalidad cinco años más tarde. En 1969 fue expulsado por la dictadura, comenzando su largo deambular de 27 años de exilio, que lo llevó a Argentina, a Ecuador, a la Nicaragua sandinista y nuevamente a su España natal. En 1996 pudo regresar a Paraguay y desde entonces trabaja en Bañado Sur, una zona muy marginada de la capital Asunción. Promotor del Parlamento Joven, editorialista radial, agudo analista, el Pa’i Oliva jugó un rol decisivo en las movilizaciones juveniles y populares de marzo de 1999 en defensa de la democracia. En 2008 fue designado “Ciudadano Ilustre de Asunción” por la Junta Municipal capitalina. Entrevista exclusiva con un dirigente popular histórico.
P: ¿Cuál es su visión sobre el actual momento político si se lo compara con la larga dictadura de Stroessner (1954-1989)?
R: Tal vez podría sintetizarlo con una imagen. Paraguay es como el preso inocente del tiempo de la dictadura de Stroessner, al que por fin lo sueltan. Y pasan los años sin que pueda encontrar su propio camino en la sociedad. Los 35 años de dictadura se han convertido en una maldita herencia que sigue contaminando todo.
La dictadura iba camino de caer cuando el segundo de la nomenclatura de Stroessner, su propio consuegro, Andrés Rodríguez Pedotti, se adelantó y lo expulsó en febrero del 1989 con un Golpe. Detrás de esta maniobra hubo dos razones principales. La primera: el viejo dictador ya no servía para los grandes negocios del narcotráfico que otros querían promover. La segunda: si el pueblo realmente lograba implementar la ruptura, el cambio institucional, las consecuencias hubieran sido más radicales.
De este modo, se fue la cabeza, pero su herencia de corrupción, clientelismo, justicia vendida etc., siguió vigente en esa etapa que se define como de transición. Pero que en realidad aseguró el continuismo del Partido Colorado en el poder durante 19 años después de la fuga de Stroessner. Con esta herencia llegamos a ser el tercer país más pobre de América y Latina, y el segundo más corrupto de todo el planeta.
P: En el marco de ese proceso histórico marcado por dictadura y continuismo... ¿cuál el su valoración sobre la etapa iniciada en abril del 2008, con la elección del Obispo retirado Fernando Lugo a la presidencia del país?
R: La elección y la asunción de Lugo fue como comenzar a hacerse realidad los grandes sueños de todos los paraguayos y paraguayas que desde la independencia soñaron con otro país, más equitativo, solidario, justo.
Era como abrir una ventana y contemplar el horizonte soñado que se ponía a nuestro alcance. Se puede suponer la alegría de ese momento. Es importante recordar que elegimos a Lugo porque al no haber sido un político tradicional, no estaba contaminado por la corrupción imperante en el país.
P: 18 meses después de la llegada de Fernando Lugo a la presidencia (agosto 2008) ¿cuáles son los aspectos más positivos de su gestión?
R: El primer logro y el que más está beneficiando a los empobrecidos del Paraguay - que están por encima del 50% de la población total-, es la salud para todos. Gratuita, tanto para las consultas, como para las operaciones y para acceder a una larga lista de medicamentos esenciales. Un adelanto significativo, empañado parcialmente por algunos profesionales de la salud que, por meros cálculos políticos opositores, ponen zancadillas para impedir que este plan sea efectivo.
El segundo logro es solicitar la modificación del Tratado Binacional con Brasil sobre la energía eléctrica de la represa común de Itaipú. Paraguay no usa la energía producida y desde años, Brasil se beneficiaba pagando un precio mínimo. Todo fue resultado de la corrupción de Stroessner que vendió a su Patria. Si bien en la actualidad no se obtuvo todo lo que Paraguay reclamaba, se consiguió abrir la puerta para ulteriores negociaciones más equitativas.
El tercer logro es la decidida lucha contra la corrupción. No se puede decir que Lugo la hizo desaparecer. Pero con el sólo hecho de enfrentarla, se denuncia su fuerza significativa, permitiendo comprender mejor su enorme poder en la policía, en los tribunales de justicia, en el parlamento, en ministerios y entidades nacionales o privadas. Un verdadero cáncer que ha invadido el cuerpo todo de la Nación y sigue incrustado en él.
El cuarto logro es el indeclinable compromiso del presidente Lugo hacia los pobres, indígenas y los que sufren. Desgraciadamente algunas de las deficiencias de su gestión lo han debilitado.
P: Por ejemplo... continúa
R: Los titubeos y falta de decisión de parte del Presidente en el desempeño de su tarea. Algunos achacan esto a su modo de ser. Otros, a su práctica histórica en tanto Obispo a la Iglesia Católica. El Obispo escucha a sus fieles, pero luego suele tomar las decisiones solo. Una persona al frente de una diócesis y mucho más al frente de una Nación, necesitaría la ayuda del mejor equipo de asesores. Hemos pensado mucho de cómo poder ayudarle. Se le ha dicho en muchas ocasiones. Yo, personalmente, tres veces. Pero, no hemos conseguido nada.
Otro elemento en contra es que le ha faltado “diplomacia” para ganarse voluntades ajenas; en saber cambiar a los que él mismo había nombrado y fallaron; en defenderse de su familia.
Otro problema son los goles que él mismo se ha marcado en su propia portería con el tema de sus paternidades reales o inventadas por los enemigos. De ser verdad esas acusaciones, son graves irresponsabilidades de las que ahora está pagando las consecuencias con un alto costo. La cuarta deficiencia es que, por su inexperiencia y falta de un equipo asesor sólido, no se ha rodeado siempre de personas honestas y preparadas.
P: ¿Existe hoy un debate sobre el tipo de sociedad que necesita Paraguay?
R: Es difícil decirlo. Durante más de un siglo hemos ido por mal camino y cada vez se empeoró más. Sería necesaria una especie de refundación de la Nación. Desafío a tener en cuenta para el año 2011 cuando celebremos el Bicentenario de la Independencia.
Sin embargo, falta espíritu de ciudadanía. Somos apenas pobladores, más que ciudadanos. Por supuesto con una historia gloriosa durante la independencia, pero luego opacada por muchos años de dictadura. Falta hoy una especie de contrato social con el que podamos vivir y crecer. Ser de izquierda, socialista, comunista, campesino, empobrecido etc. es considerado por la parte minoritaria de la población como sinónimo de “terrorista” y pretexto para criminalizar la lucha social. Necesitamos un debate profundo, que todavía no ha comenzado.
P: ¿Es la primera vez que un Obispo católico ha sido elegido Presidente de un país latinoamericano? ¿Qué impacto tiene este “fenómeno”?
R: Creo que es la primera vez que se da este hecho en la democracia moderna. En cuanto al impacto, da la impresión que el pueblo fue más sereno ante este hecho que algunos personajes de la Iglesia institucional. Demasiado pronto se puso en contra.
P: ¿Cómo cayeron las repetidas denuncias en los últimos meses sobre la paternidad del Presidente Lugo? Me refiero a su credibilidad en tanto estadista...
R: Creo que hubiera sido mejor que no hubiera existido este asunto. Pero, una vez que se dio, indudablemente hizo daño.
Los políticos se aprovecharon e incluso quieren, a partir de estas denuncias, hacerle un juicio político, lo cual es absurdo. Y todo esto en medio de burlas, y falta de respeto, con total impunidad. Aquello de que “el que esté libre de pecado tire la primera piedra” no lo cumplieron los detractores de Lugo.
A los creyentes sin mucha formación, les impactó negativamente. Curiosamente, el pueblo sencillo y empobrecido fue el que ha reaccionado con mayor madurez
P: Luego del Golpe de Estado en Honduras de junio del año pasado, muchas veces se ha hablado de la posibilidad de un hecho similar en Paraguay. ¿Es real esa posibilidad?
R: Creo que sí. Y el modo que la oposición baraja la destitución del Presidente Lugo es mediante un juicio político. Y continuamente se le está amenazando con esto. ¿Qué les ha detenido para no hacerlo, cuando han contado con el número de votos necesarios en el Parlamento para destituirlo?
El miedo a la carencia de causas reales que justifiquen este juicio. Y el miedo a la reacción del pueblo que podría borrarlos del mapa político durante años en las próximas elecciones.
P: Imposible pensar en Paraguay sin tener en cuenta el actual contexto latinoamericano marcado por una fuerte presencia de pujantes movimientos sociales y la presencia de varios Gobiernos progresistas. ¿Se siente ese contexto en la cotidianeidad paraguaya?
R: Ciertamente. Pienso en la presencia conceptual de lo que se llama el Socialismo del siglo XXI. Y se nota en concreto en el deseo de los presidentes Chávez (Venezuela), Lula (Brasil), Correa (Ecuador) y Evo Morales (Bolivia) de apoyar al Presidente Lugo.
Paradójicamente las instituciones internacionales como el MERCOSUR (Mercado del Cono Sur) son un fracaso para los países pequeños como el Paraguay. En América Latina no hemos comprendido todavía, como ocurrió en Europa, que los países grandes debieran ayudar decididamente a sus socios menos afortunados.
Señalo algo que daría tema para otra entrevista. El Gobierno de los Estados Unidos sigue influyendo negativamente en el desarrollo de nuestros países.
P: ¿Hacia dónde va Paraguay en los próximos años?
R: En este momento no es seguro predecirlo. Quienes queremos el cambio y ganamos por más de 400.000 votos las elecciones, pensamos que Paraguay debe progresar por el camino de una mayor equidad. Pero en frente están los que corrompieron al Paraguay durante décadas en el poder y quieren volver. Y también están los que llamamos “amos” del Paraguay (grandes productores de soya, ganaderos, industriales, empresarios, empresas multinacionales) que temen perder sus privilegios si se ven obligados a compartir su riqueza. Una contradicción evidente de difícil resolución... + (PE)
Por Sergio Ferrari*
Ginebra. Suiza.
*Sergio Ferrari, en colaboración con el cotidiano independiente suizo “Le Courrier”
Fuente: Agencia de Noticias Prensa Ecuménica