La comisión: Una conquista de la sociedad civil
Hay algunas cosas que posiblemente no son nuevas, del análisis que vamos a tratar de hacer de la entrega de este material de difusión, de lo que significó, yo no me limitaría a hablar de 3 años y 8 meses de trabajo de recopilación de toda la información con fuentes primarias, secundarias, bibliográficas, testimonios directos, etc; sí quiero reivindicar que la Comisión de Verdad y Justicia y la consecución de la Ley 2225 que crea la Comisión, es una conquista de la sociedad civil.
La memoria colectiva trata de reivindicar lo que se pretendió ocultar
Y más como un elemento demostrativo o ilustrativo de que la verdad puja y de que la verdad es una disputa; no es una cuestión que emerge límpida como una gratificación o una dádiva, es una lucha donde aquellas memorias colectivas tratan de reivindicar hechos que pretendieron ser ocultados u olvidados.
La verdad está documentada
Más allá del Informe de la Comisión de Verdad y Justicia, que la historia y la ciudadanía juzgará en términos de la contundencia, porque hay hechos probados, cuál es la función de una Comisión de Verdad y Justicia; que no es solamente tomar elementos que tienen que ver con una historia donde hay afectos y donde pueden haber elementos subjetivos sin duda; es entregar una verdad documentada bajo criterio jurídico incluso, porque abre la posibilidad de juicios de criterios históricos, porque arroja o aporta elementos que muestran la verdadera historia (no la historia oficial que muchas veces disfraza hechos) y sobre todo abre un camino en el que se hace un ejercicio de rescate de la memoria, pasando por la recuperación de la verdad, la justicia y la reparación; y este camino no es solamente inexorable, sino que es absolutamente necesario.
La historia de los pueblos se construye, se escribe realmente en base a aquellos elementos que pretenden ser olvidados.
Hay una guerra contra la memoria
Al mismo tiempo que hubo una guerra sucia, hay una guerra contra la memoria que pretende borrar aquellos elementos que son comprometedores, sobre todo en un momento de transición; ¿por qué?, porque la verdadera historia, la verdad que emerge a partir de estos elementos y de estos hechos, son demostrativas no solamente de hechos que pretenden ser negados y que sucedieron, sino que establece responsabilidades.
Estos hechos no son casuales como pretenden mostrar hasta hoy aquellos que reivindican como que fue un modelo de Estado o un comportamiento de administración del Estado válido, como el tema de la seguridad ciudadana; acá quiero dar algunas interpretaciones o análisis sociopolíticos:
En primer lugar, nuestro presente, nuestro comportamiento sociopolítico actual; lo que estamos vivenciando en esta coyuntura de fragmentaciones y confrontaciones, de divisiones estériles, de descalificaciones, de desconocimiento del otro como alguien que puede aportar para la construcción social; es una consecuencia directa y sobre la cual tiene una injerencia poderosísima ese pasado no suficientemente esclarecido hasta hoy o por lo menos no suficientemente contado desde la difusión. Así es que un informe de una Comisión de Verdad y Justicia no concluye sin duda alguna con el término de las funciones otorgadas por la Ley, en sentido cronológico.
De ahí que es entusiasmante y motivante, y nos llena de expectativas y de esperanzas cualquier elemento, cualquier iniciativa que intente difundir y aportar en esa lucha por reivindicar o ejercitar la recuperación y el rescate de elementos históricos que nos dan la explicación absoluta de lo que hoy estamos viviendo como sociedad.
Crear una cultura de paz saldando las cuentas del pasado
Evoco las frases de quien fuera presidente de la Comisión de Verdad y Justicia, sobre qué es lo que viabiliza, y apenas es la punta del ovillo, esta Comisión: crear una cultura de paz.
¿Qué significa esa cultura de paz? significa una cultura de consensos, de acuerdos, el proyecto del país que queremos construir.
No existe posibilidad de construir un proyecto futuro si es que no saldamos deudas del pasado que siguen pendientes.
La construcción de un proyecto tiene mucho que ver con las deudas que aún no están saldadas, porque el camino de las políticas reparatorias, si bien estas iniciativas son absolutamente necesarias y motivantes en ese recorrido por la reparación, además abre una posibilidad de ejercitar la recuperación de la memoria, de entender, procesar y elaborar nuestro presente y de modificar el comportamiento fragmentado que tenemos hoy como sociedad y llegar a un consenso y construir un proyecto de la patria que soñamos.
Las iniciativas deben integrarse a las políticas de reparación
Esta iniciativa debe integrarse en lo que concebimos como las políticas de reparación integral; una medida por sí sola no puede dar cuenta de la reparación del daño social que sigue teniendo sus efectos y sus impactos de lo que fue un modelo dictatorial excluyente, de grupos de ciudadanos que no pudieron ejercer sus derechos fundamentales.
La idea es generar conciencia sobre hechos del pasado que explican nuestro presente, crear una conciencia crítica y a partir de ahí podamos crear un debate. Celebro esta iniciativa que es sumamente importante, sobre todo de llegar a través de métodos didácticos e ilustrativos a una generación a la cual también se le pretende robar la memoria que es la de nuestros hijos y jóvenes, no debemos permitir eso.
Publicado en: www.codehupy.org/dictadurasnuncamas/boletin